El
número dos es de naturaleza dual.
Puesto
que puede ver los dos lados de una situación, sirve de
equilibrio de fuerzas opuestas y se califica como excelente árbitro o pacificador.
Generalmente
el número dos es tímido, sensible y falto de confianza en sí
mismo.
Es
parte de su propio Karma, por lo que deberá en
esta vida evaluar sus caracteres y capacidades para apoyarse
sobre sí.
Como
estadístico es bueno ya que recoge y examina información de ambos lados
debido a su naturaleza dual.
Es
emotivo y a menudo se inclina por la música.
Tiene
Hondo sentido del ritmo y la armonía.
Como
número dos, trabaja mejor con otra persona o bajo
el mando de alguien, que ejerciendo su capacidad individual.
Tiene
tacto, es benévolo y tolerante, cualidades de un diplomático.
El
dos es cooperativo, pues es un heraldo de la paz.
Prefiere
ser el que sigue.
Los
número dos pueden ser estadistas, contadores, empleados públicos, diplomáticos,
bibliotecarios, músicos, pintores, políticos o pacificadores.
Cada número forma una esfera de realidad
propia, individualizada, que emite influjos por cauces de analogía y proporción
y crea misteriosas relaciones en la gigantesca conexión universal.
Esta concepción que introdujeron los
pitagóricos en sus enseñanzas secretas, y que igualmente asimilaron culturas
tan antiguas como la hebrea y la árabe, ha sido avalada por los Mensajeros,
tanto en el A.D.A.M.A. como en el Libro de Samahel.
El número no sólo actúa en el
inconsciente del hombre, sino que puede afectar parapsicológicamente a su
entorno vital.
El número es guarismo mágico, expresión
de estructuras eidéticas (referentes a la esencia) y que trascienden del
tiempo, casi, casi, como si se tratase de categorías angélicas.
Estos razonamientos, que no parecen ser
tan aventurados, han llamado la atención de los psicólogos de las
profundidades.
SIMBOLISMO DEL 2
El
número DOS es enfrentamiento.
De
algún modo representa la negación que permite salir al encuentro de lo que se
opone como distinto para asimilarlo.
Expresa
la división fundamental que permite, como consecuencia, la generación de nuevos
aspectos de la realidad.
Denota
reflexión y significa un cierto equilibrio que se establece entre fuerzas
contrapuestas.
Constituye
signo y cifra de todas las ambivalencias, de todos los desdoblamientos.
Es
el símbolo de la madre y, por ende, alude al principio femenino.
Toda
realidad tiene dos aspectos, uno positivo y el otro negativo.
La
reconciliación de esta realidad fundamental, deber ser, místicamente llevada a
término (el yin y el yang de los orientales).
Iconográficamente
se le simboliza por un semicírculo;
también en otras culturas por medio de dos gemelos
o de animales dobles (doble águila,
doble león,